Ayer no le dejé que me amargara la cena, pero hoy me voy a quejar. (Crítica al restaurante Gayarre)
Anoche estuvimos cenando de celebración en el Restaurante Gayarre de Zaragoza.
La comida sigue siendo magnífica, los ingredientes excepcionales, y la inclusión de productos locales en fórmulas novedosas, todo un acierto. (recomiendo fervientemente el postre de mermelada de Borraja con dados de melón y espuma de leche de oveja).
Mi queja va contra el camarero que nos atendió: a la hora de pedir el vino, quise que mi acompañante probara el vino que tan buena impresión me había dejado el otro día. Ciertamente no es un vino muy conocido, ciertamente que la denominación de origen de la que procede no es de las más famosas, y ciertamente y quizá por ello es uno de los vinos de menor precio de la carta (uno de los vinos con mejor relación calidad/precio del mercado que nombran en los cursos de cata , según nos dice Carlos en su comentario)
Pero nada de eso justifica el comentario
"Jo, que vino. Yo esto me lo bebo con gaseosa"
que nos hizo el camarero en el momento de servirlo.
Indigno de un restaurante de la categoría que se le supone al Gayarre, despectivo y falto de respeto hacia el vino, hacia la bodega, hacia la persona que lo había elegido, y hacia las personas que lo iban a beber.
Lo dicho. Ayer no dejé que el tema me amargara la cena.
Pero hoy en frío me quejo (Envío copia de esta carta a su email). Y desde luego, quizá en privado si que vuelva a comer allí, porque ya lo he dicho, su cocina me encanta, y además al sitio le tengo cariño. He comido allí varias veces, y no en vano lo elegí para celebrar allí mi banquete de boda).
Ahora bien. No se si llevaré a algún cliente allí. No quiero arriesgarme a que me dejen mal cuando haga de anfitrión.
ACTUALIZACIÓN 30/11
El restaurante se ha puesto en contacto con nosotros para disculparse. No publico su carta por respeto a su intimidad, ya que ellos no saben que podría ser publicada. En todo caso, nos agradecen la queja para mejorar su servicio, se disculpan y nos invitan a comer como desagravio. Rectificar es de sabios, y la verdad, lo han sabido hacer muy bien.
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